martes, 7 de diciembre de 2010

COMANDANTE DE LA REVOLUCIÓN JUAN ALMEIDA BOSQUE, PICHÓN DE MACEO


Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque

Por Master Sergio Garcés Quintana,


Hay palabras, conceptos, frases, que marcan y revelan la trayectoria y la vida de un hombre. Cuando el combatiente del Granma Juan Almeida Bosque, en medio del fragor del combate de Alegría de Pío, gritó “ ¡Aquí no se rinde nadie…!”,  estaba fijando no una frase para la historia, sino la posición irreducible de una generación y de todo un pueblo, de no rendirse nunca y  de combatir hasta alcanzar el triunfo definitivo.

Ese hombre que la historia hoy sitúa en la cúspide de los héroes de la patria, nace  en La Habana, el 17 de febrero de 1927. De procedencia muy humilde, se desempeña desde muy joven en el oficio de albañil, curtido en el trabajo y castigado por las inclemencias de una sociedad de exclusión que signaba los derroteros de la patria cubana.

Se incorporó a la lucha revolucionaria desde el 10 de marzo de 1952, en la Universidad de La Habana, donde conoció a Fidel. Allí trabajaba en el balneario de la Universidad, como taquillero, mozo de limpieza y albañil. Su nivel académico no pasaba hasta  el 8vo grado, y  algunos cursos de academia que nunca pudo terminar. No fue, sin embargo,  sólo su procedencia humilde quien forjaría su carácter y su conciencia revolucionaria. Es verdad que las condiciones materiales gravitan sobre los hombres y los marcan, pero existen otros factores que por igual influyen y determinan la conformación de   la  personalidad: Un hogar forjador de valores y de una ética arraigada en el amor a la Patria,  fue un factor clave para sembrar rebeldías e inconformidades ante las injusticias de los desgobiernos de turnos.

De tal manera que no fue una casualidad que Juan Almeida se viera comprometido con la Generación del Centenario,  y comenzara a conspirar y a prepararse para la epopeya que habría de definirlos en su tiempo histórico.

Se incorpora al naciente movimiento en una célula en la que se encontraban también otros jóvenes trabajadores de la construcción,  como los hermanos Matheu Orihuela, y Remberto Abad Alemán Rodríguez, siendo su amigo y vecino Armando Mestre, también obrero de la construcción, el primer enlace con el movimiento. En aquella etapa conspirativa los  unía  y acercaba  física e ideológicamente a las ideas y los valores de Fidel.

En la gloriosa mañana de la Santa Ana, Almeida asaltó el cielo juntos a sus bravos compañeros en los muros del Moncada, y la patria cubana recibió los primeros mártires,  y los héroes hechos ya en los combates en las fortalezas y en las calles de Santiago y de Bayamo..

La periodista Marta Rojas describe en detalle lo ocurrido en aquel histórico Juicio y sobre el interrogatorio de Almeida nos dice:

Al ser preguntado por el fiscal, Almeida responde:” ¡Yo declaro bajo juramento que sí participe en el asalto al cuartel Moncada, y que nadie me indujo!” y luego reafirma:
“No, señor, nadie tuvo que convencerme, vine solito inspirado en mis propias ideas que coinciden con las del compañero Fidel Castro y en el caso mío provienen de las lecturas de obras de Martí y de las historias de nuestros mambises (…)”.

 і Ese arraigo martiano y patriótico sería el fundamento de su ideología más consecuente!

Al lado de Fidel aparece Almeida en una foto histórica, teniendo como fondo a Martí, insomne y  velador, uniendo sus destinos por los mismos ideales y  valores. Sancionado a 10 años de cárcel en la Isla de Pinos, Almeida fue a la prisión fecunda, junto a sus compañeros moncadistas, y allí  se cultivó en ideales y cultura, preparándose para los combates por venir. Siempre al lado de Fidel, siempre junto a él.

El 15 de mayo de 1955 fue amnistiado y el  9 de febrero de 1956 se traslada a México. En el exilio, junto a sus compañeros de lucha, se prepara para cumplir la palabra empeñada por Fidel, de que en el  56 serían libres o  mártires.

¡Los aciagos y gloriosos días del exilio mexicano son escuela que preparan al combatiente y al patriota!

Allí en la acogedora y solidaria tierra de Benito Juárez, la nostalgia y el agradecimiento se juntaron  para hechos  poesía y canción nos legara una de las más hermosas obras que la inspiración de un revolucionario exiliado  compusiera; La Lupe quedará en la historia no sólo como una bella canción, sino también  como el himno del agradecimiento, de la añoranza y de la evocación de aquellos bravos, que partían “para el deber cumplir”, porque  “Que mi tierra me  llama a vencer o a morir”. Es una canción de amor en el sentido más consecuente del concepto.

   En Almeida se juntan en armoniosa simbiosis el combatiente valiente, arrojado, incansable, inderrotable y el artista desbordado de sentimientos, sensibilidad  y de amor. Por ello la memoria histórica lo acogerá como un fino y valiosa artista y un combatiente de talla excepcional.

No tuvo Almeida,  como Martínez Villena,   que despreciar sus versos. Con sus versos, hechos canciones y romanzas, fue al Moncada, a la sierra y llegó a ser  un estadista de talla internacional, representando los valores de la Revolución cubana.

Almeida siempre fue un soldado que nunca dejó de soñar con la belleza.

Desembarca en el Granma como jefe del pelotón del  centro, con los grados  de capitán,  donde se encuentra la comandancia de la expedición.

Después del combate de Alegría de Pío, con la dispersión de los combatientes, Almeida siguiendo las orientaciones de Fidel, se dirige hacia la Sierra Maestra, en un grupo que lo integran: el Che, Ramiro Valdés,  Reynaldo Benítez, Rafael Chao, al que  luego se le suman Camilo Cienfuegos y Pancho González.

Contactan con el campesino Guillermo García que los conduce a la finca de Mongo Pérez,  a la que llegan el 21 de diciembre, tres días después  del histórico encuentro de Fidel y Raúl en Cinco Palmas,  donde también se deja el testimonio de ese optimismo irreducible de los revolucionario y en particular de Fidel:  .іAhora si  ganamos la guerra!

Participa en innumerables combates en los días aquellos en que la guerrilla  se fue consolidando: La Plata y luego  en el  Uvero, donde su bravura se pone de manifiesto, el Che deja el testimonio siguiente:”La gente de Almeida avanzaba a pecho descubierto impulsados por su ejemplo temerario”

Herido en el pecho sufre no sólo las consecuencias de una grave herida,  sino las inclemencias y la desatención de un momento inicial de la guerrilla. El Che,  médico,  y ya su admirador y amigo, lo cura y lo cuida. Es jefe de la retaguardia en la incipiente tropa, pero se va destacando no sólo por su fidelidad a Fidel y a la causa, sino por su disciplina y su valor personal a toda prueba.

Almeida es constantemente nombrado por Fidel en su libro la Estrategia Victoriosa, y se encuentra entre el grupo de aquellos que él  llama sus lugartenientes, al  lado  de Raúl, el Che  y de Camilo.

En los  meses subsiguientes se incrementa la lucha y la tropa bisoña pasa a ser un destacamento de curtidos fundadores. Se combate en el Central Estrada Palma. El 21 de julio de 1957 el Che es ascendido a Comandante y nombrado jefe de la columna no. 4,  que se destacan en la toma del cuartel de Bueycito, lo que constituyó su primera victoria,  y días mas tarde alcanzan una importante victoria en la zona de El Hombrito.

El 17 de septiembre agrupaciones de las columnas 1 y 4,  a las órdenes del Che derrotan fuerzas batistianas en Pino del Agua. El 12 de octubre la dictadura inicia la llamada “Ofensiva de Invierno”.

En los meses de noviembre y diciembre  se libran los combates de El Mareón, Mota, Gabiro, San Lorenzo, Mar Verde, El Salto y Altos de Conrado, último punto hasta donde llegó la ofensiva enemiga, la cual en el orden estratégico fue favorable a los guerrilleros.

Llegado el momento de ampliar las zonas de operaciones, el  27 de febrero de 1958,  fue ascendido a Comandante y se le asigna la misión de crear el III Frente de Operaciones en la Sierra Maestra, que nacerá de la Columna “Santiago de Cuba”, por el lugar donde operarían. Más tarde, en  honor al médico del Moncada   se le denominaría  Mario Muñoz Monroy.

 Dicha orden disponía  que  la Columna 3   “operará en el territorio de la Sierra Maestra, situado al Este del poblado de María Tomasa, debiendo extender el campo de acción  lo más lejos posible hacia esa dirección.” (…).2

 Su misión principal era hostigar a las fuerzas de la dictadura en la región de Santiago de Cuba, atacar sus fuerzas, invalidar sus acciones ofensivas, limitar y detener el tráfico por la carretera central con el propósito de aislar a la segunda ciudad en importancia en Cuba y servir de apoyo a las fuerzas de la clandestinidad que luchaban en el seno de la heroica ciudad y sus alrededores.

Raúl, lleno de sentimientos hacia el compañero y amigo leal, anota en su Diario,  el 7 de marzo, el  momento de la  separación de las columnas II y III: “En cinco años de lucha, es la primera vez que nos separamos en diferentes y difíciles misiones. Este Almeida es un pichón de Maceo y su dignidad, su honor, su honradez, su amor a la justicia y su bravura de guerrero, unido a su humildad y su raza, es lo más parecido al Titán que he visto en mi vida de revolucionaria”

¡Fijemos el concepto: ya Raúl lo llama Pichón de Maceo!

La columna se estructura en  una composición inicial de 53 hombres y dos  pelotones, comandados por: La vanguardia por el capitán Calixto García Martínez, la retaguardia por el capitán Guillermo García Frías, y la comandancia dirigida  por el propio comandante Juan Almeida Bosque.

El comandante Raúl Castro deja constancia en su informe sobre la partida de ambas columnas del campamento  de Pata  de la Mesa: ”…Al mediodía del 1ero de marzo de 1958, después de recibir todas las instrucciones y los preparativos del viaje, Almeida y yo, junto a los oficiales de ambas columnas, tuvimos una reunión con Fidel…”  
 Y a renglón seguido apunta: “ Ambas iniciamos un largo recorrido hacia el este, a marcha forzada, con el propósito de llegar antes del 10 de marzo a San Lorenzo, donde muriera Carlos Manuel de Céspedes; allí debía separme de Almeida que pasaría al este de Santiago de Cuba, para abrir el III Frente, (…)”3

Por su parte el comandante Juan Almeida  señalaba  de ese  histórico momento: “Más tarde,  al cumplirse 15 meses de campaña en la Sierra Maestra, las resonantes victorias alcanzadas por nuestros combatientes al mando de Fidel (…) abrió nuevas posibilidades para ensanchar el territorio rebelde. Una vez liberada completamente  la zona occidental de la Sierra Maestra (…) y teniendo en cuenta el ascenso de la lucha insurreccional…”4

Otro testimonio señala que “ Cuando llegamos al territorio del III Frente, ya había grupos de alzados por distintas zonas, entre los que estaban Enrique López, Fernando Llanes, Jabao Ribaflechas (traidor), Prudencio Santiesteban, Lino, Diocles, Dindo, Rufino Galano, Octavio Lujo, Atón (traidor), Ramón Benítez Salazar, Yugo, Constantín, Rubén Milán y otros”, lo que indica que en el territorio de lo que sería el III Frente, por su cercanía a Santiago, operaban grupos de alzados como salida también a la intensa lucha en la ciudad y la sangrienta persecución de que eran objeto, y sobre todo a la extensión que en esos momentos había adquirido el enfrentamiento a la dictadura batistiana.

El cambio de escenario de lucha impactó a los aguerridos fundadores, acostumbrados ya a las elevadas alturas de la Sierra Maestra y a los bosques tupidos e intrincados, lo que también sería un elemento importante en las nuevas tácticas y las estrategias que este escenario  determinaría. Un combatiente acota que a “La llegada a Puerto Arturo nos impresionó mucho (…). En Puerto Arturo observamos un hombre que con un carrito hacía granizado, y otro vendía pan. (…) para nosotros fue de una gran sorpresa (…)5

Los inquietos luchadores clandestinos, plantearon al mando rebelde la posibilidad de un ataque a la propia ciudad de Santiago de Cuba. La envergadura de la acción, las pocas armas y fuerzas hicieron desistir  de la idea, pero el jefe del frente ordenó atacar a la refinaría Texaco, en la propia bahía santiaguera, a pesar de no contar con la información táctica suficiente.

 Esta acción tenía un objetivo muy importante: tocar a las puertas de Santiago, hacerse sentir y desviar la atención de las fuerzas de la tiranía sobre la tropa de Raúl que marchaba a ocupar el territorio del II Frente. El desconocimiento del terreno y la ubicación de las fuerzas dentro del enclave determinaron que los rebeldes se retiraran sin conseguir su propósito, pero si dejó sentada su presencia activa y beligerante en el territorio santiaguero.

Con fecha 22 de marzo llega una carta firmada por Déborah, seudónimo de Vilma Espín,  dirigida al comandante  Juan Almeida conteniendo un proyecto para atacar el polvorín de El Cobre, con una detallada explicación  de lo que allí se encontraba y planos del lugar, incluso las rutas de acceso para llegar y retirarse una vez  concluida la misión.

El impacto deseado, además de lo que representaba aprovisionarse de explosivos y fulminantes era una excelente idea que el mando rebelde asumió con urgencia.

La noche del 10 al 11 de abril de 1958, se realiza la más importante acción de aquel período, que fue el ataque simultáneo al entronque de Melgarejo y al Cobre. Por primera vez el Ejército Rebelde realizó una acción a las puertas de Santiago de Cuba, estremeciendo a la ciudad con la explosión del polvorín de la tiranía que se hizo volar una vez tomado El Cobre.

El impacto político del ataque a El Cobre y la explosión del polvorín dimensionó la presencia de la tropa rebelde en el territorio del III Frente.

Otras acciones se generaron a partir esa resonante victoria como las de Charco Mono  y Charco Redondo.

Después del fracaso de la Huelga de Abril la tiranía se apresta a liquidar el bastión rebelde que significaba el I Frente José Martí. Almeida deja  escribe al respecto: “Fracasada la huelga, llegaron días  muy amargos y peligrosos para la Revolución, y vino la ofensiva el régimen contra el I Frente de la Sierra Maestra. Con gran parte de nuestra columna 3 y las mejores armas de que disponíamos, tuvimos que regresar, llamaditos por Fidel, para defender el Primer Territorio Libre de Cuba…” 6

Almeida continúa exponiendo: “Pero cuando nos marchamos, el 18 de mayo, el III  Frente no dejó de existir, ni de luchar. (…).7

En aquellos días duro de la ofensiva de la tiranía se  produce el combate de Ramón de Guaninao, entre otras acciones, las  que ponen de manifiesto la vitalidad de las tropas que siguieron operando en este aguerrido territorio.

Aquellas heroicas jornadas  de luchas, Almeida las resume  con orgullo espartano: “Con menos de 300 hombres armados, Fidel organizó la defensa del I Frente de la Sierra Maestra frente a la ofensiva de uno 10 000 soldados de la tiranía, a los que apoyaban la aviación, tanques, artillería y unidades de la Marina de Guerra.

“Treinta y cinco días avanzó trabajosamente el enemigo hasta llegar a muy corta distancia de su objetivo, y treinta y cinco días después de la Batalla de Santo Domingo duró nuestro fulminante contra ataque, al término del cual el ejército batistiano había sido arrojado definitivamente de la Sierra Maestra”.8

Las fuerzas que acompañaron a Almeida regresaron al territorio del III Frente, y el 16 de agosto se establecen en La Lata.  De igual manera regresan   las  fuerzas del Comandante  Guillermo García, la columna 9 del capitán Hubert Matos y la columna 10  dirigida por  el capitán René de los Santos, las que  fortalecieron la capacidad  estratégica y operativa  del III Frente, y con ello cumplir las misiones encomendadas por Fidel de ir apretando el cerco alrededor de Santiago de Cuba.

 El cumplimiento  de estas misiones  condujo  a una  escalada  de acciones ofensiva, que pueden ser resumidas en los ejemplos siguientes:

·                              Ataque a Dos Palma.
·                              Ataques al Caney, Contramaestre y Maffo.
·                              Ataque a Palma Soriano.
·                              Hostigamiento de las fuerzas de la tiranía a lo largo de la carretera Central. Emboscadas en Puerto Moya.
·                              Los marineros de Siboney se entregan sin combatir.
·                              Se fortalece la organización interna y la disciplina.
·                              Crece el apoyo de los combatientes clandestinos  y de la población en general.


El  territorio del Tercer Frente fue organizado para que funcionara en apoyo a las acciones combativas, la asistencia a la población civil y la estructuración en función de una nueva política que distinguiría al mando rebelde y que sería el embrión de la nueva sociedad por la que se luchaba.

-Contó con armerías, talleres de mecánica y reparación de equipos automotrices.

-                  6 hospitales equipados convenientemente de acuerdo a las condiciones de la guerra.
-                 
-                  52 escuelas con sus maestros, para alfabetizar a soldados y civiles y enseñar a la población en sentido general.
-                  Se crearon a la semejanza de ministerios, secciones para atender la Hacienda, el Transporte, Educación, Salud, Construcción y justicia.
-                  Funcionaron en distintos momentos 5 emisoras rebeldes. La más significativa fue C-3 R-2 que significaba Columna 3 rebelde 2.
-                  Se capturó en combate al teniente coronel Nelson Carrasco Artiles, el militar de más alta graduación en poder de los guerrilleros.

-                  Fue tal la violencia de los ataque de la aviación enemiga que desde la fundación del III Frente hasta la terminación de la guerra el territorio fue sometido a bombardeos y ametrallamientos aéreos en 320 oportunidades.

El criterio unánime de combatientes y de la población en general del III frente fue destacar las virtudes humanas del comandante Juan Almeida: su altruismo, compañerismo, valentía, conducta ejemplar en todo momento, que hicieron de él un jefe querido y carismático.

En los meses finales  del año 1958 las tropas rebeldes comienzan una fulminante ofensiva ininterrumpida: salen las columnas de Camilo y el Che, para las Villas y Pinar del Río respectivamente. Se crean otros frentes en Camagüey y en  el norte de Holguín. Las acciones se aceleran. La estrategia de Fidel, que inicialmente era tomar Santiago de Cuba,  y con ello provocar el colapso de la dictadura, se cambia por la de ir tomando los campos y pequeñas ciudades en torno a Santiago y sus accesos, de manera que colapsara por asfixia y entonces dar el golpe final.

De tal manera  que con ese propósito la columna I toma Guisa a sólo 12 kilómetros del Puesto de Mando de Operaciones de la dictadura en Bayamo, y a partir de ahí las fuerzas del I y III Frente se unen en una estrategia común.

En los últimos días del mes de diciembre de 1958 fueron decisivos para la victoria  los  combates y toma de Maffo, Jiguaní, Santa Rita, Contramaestre y finalmente el de  Palma Soriano, incluyendo cientos  de escaramuzas, emboscadas y sabotajes realizados por las fuerzas del I y  III Frente en la Carretera Central y otras vías de comunicaciones.

El Tercer Frente Mario Muñoz Monroy cumplió con las órdenes del mando rebelde y constituyó un bastión de la defensa del territorio para ellos asignada.

La presencia organizada y combatiente de las fuerzas rebeldes a la mismas puertas de Santiago de Cuba, incluso en sus propias calles, resultó ser un apoyo moral y efectivo a la lucha que se libraba por los heroicos luchadores clandestinos, a la vez que un factor desmoralizador y desestabilizador a las fuerzas de la tiranía, que hasta entonces se creían impunes en sus madrigueras.

  Contar con un jefe de cualidades excepcionales como el comandante Juan Almeida Bosque potenció el cumplimiento de la misión que Fidel les asignara, Su grito de advertencia en Alegría de Pío, cuando expresó: ¡Aquí no se rinde nadie!, se cumplió en  el  territorio bajo su mando. Nadie se rindió y la victoria fue de todos.

A partir del 1 de enero de 1959, el Comandante Juan Almeida ocupó distintas responsabilidades, entre ellas: Jefe de la Dirección Motorizada del Movimiento 26 de julio,  Jefe de la Fuerza Aérea del Ejército Rebelde,  Jefe del Ejército al desaparecer en un accidente aéreo el Comandante Camilo Cienfuegos el 28 de octubre de 1959,  Jefe del Ejército del Centro y fundador de los Batallones de Lucha contra Bandidos y  Viceministro Primero y Jefe de la Dirección de Servicios del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

En septiembre de 1968 fue designado Delegado del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) para la atención del sector de la construcción y en septiembre de 1970 Delegado del Buró Político en la provincia de Oriente, cargo que desempeñó hasta la nueva división Político-Administrativa en 1976, en que dicho territorio dio paso a cinco nuevas provincias.

Desde su constitución integró la Dirección Nacional de las Organizaciones Revolucionarias Integradas y del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC). En octubre de 1965, al constituirse el Comité Central del PCC fue designado miembro del mismo y de su Buró Político. En el Primer Congreso del PCC, fue elegido miembro del Comité Central y de su Buró Político, siendo ratificado hasta la actualidad.

En el III Pleno del Comité Central, en noviembre de 1976, fue elegido Presidente del Comité Nacional de Control y Revisión del Partido, cargo en el que resultó reelecto en el II, III y IV Congresos del Partido.

Fue elegido Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular por la Asamblea Municipal de Santiago de Cuba en 1976. El 3 de diciembre de ese mismo año la Asamblea Nacional lo eligió Vicepresidente del Consejo de Estado, cargo que ocupó hasta su  muerte.

Viajó a varios países en misiones inherentes a los cargos que  ocupaba. Fue acreedor  a medallas y condecoraciones. Por sus reconocidos méritos, ostentó la condición de Comandante de la Revolución.

En la Conferencia Constitutiva de la Asociación de Combatientes de la Revolución cubana, fue elegido Presidente de su Dirección Nacional, responsabilidad que ocupó hasta la fecha de su muerte.

En 1996 cursó y se diplomó en la Graduación del Centro Académico Superior de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

El 27 de febrero de 1998 le fue otorgado el Titulo Honorífico de "Héroe de la República de Cuba" y la Orden "Máximo Gómez" de Primer Grado.
De su pensamiento político y social podemos citar:””Yo quiero que triunfe la Revolución para que sea  el pueblo  quien dicte las órdenes”
“Quiero tener la gloria de haber contribuido al bien e independencia de Cuba, y llevar con orgullo, el título de buen ciudadano, que da brillo y grandeza cuando se obtiene sin mancha”

De este gigante de la historia patria habla Fidel:” Pienso que enfrentar la muerte era un deber como todos que cumplió a lo largo de su vida; no sabía, tampoco nosotros, cuánta tristeza nos traería  la noticia de su  ausencia física.”

Lleno  de admiración hacia el héroe cubano Fidel subraya:   “Fui privilegiado testigo de su conducta ejemplar durante más de medio siglo de resistencia heroica y victoriosa, en la lucha contra bandidos, el contragolpe de Girón, la crisis de octubre, las misiones internacionalistas y la resistencia al bloqueo imperialista.”

En la conclusión  de su  emocionante nota necrológica Fidel Castro agiganta el ejemplo imperecedero de Almeida:”Defendió principios de justicia que serán defendidos en cualquier tiempo y en cualquier época, mientras los seres humanos respiren sobre la tierra. ¡No digamos que Almeida ha muerto! ¡Vive hoy más que nunca!”

martes, 30 de noviembre de 2010

COMBATE DE PINO DE BAIRE. MITO Y REALIDAD

Por Sergio Garcés Quintana

Donato del Mármol
Máximo Gómez Báez
La historia como cualquier otra ciencia requiere rectificarla constantemente, volver sobre ella con los ojos y los instrumentos de la contemporaneidad. Tradicionalmente cuando se hable de la “Primera Carga al Machete” se sitúa la fecha a partir de lo que Gómez dejó asentado en su diario fijando la fecha del 4 de noviembre de 1868, en él escribió:” El día 4 de noviembre ocupamos la Tienda de del Pino  donde se dio la acción del mismo día (…)”. Todos los estudiosos de la historia saben que Gómez no escribía diariamente su diario sino que hacía resúmenes cuando las circunstancias se los permitían, esto lo llevó a  legar más de un error que, con todo el respeto que su figura histórica merece, debemos  rectificar, ese es el caso del combate de Pino de Baire y la “Primera Carga al Machete”.

Acudimos a un estudio realizado por el licenciado Aldo Daniel Naranjo publicado en su libro,  “Historia y Destino””


COMBATE DE PINO DE  BAIRE. MITO Y REALIDAD

Por Aldo Daniel Naranjo Tamayo

 INTRODUCCION
De las maniobras de la columna del  coronel Quirós para  llegar hasta Bayamo fueron avisados a tiempo Mármol y Céspedes, quienes comenzaron a tomar medidas para contenerla y   rechazarla. Por  eso  el 20 de octubre,   en la tarde,  ya tenían concentrados  sobre  el sector de Jiguaní más de 2 000 patriotas.

Mucha alarma causó entre los bayameses, en la mañana del jueves 22  la noticia de que la columna española del coronel Quirós llegó al poblado de Baire. Por la tarde Céspedes  recibió en su oficina en el Ayuntamiento al general Perucho Figueredo y al diputado Lucas del Castillo, acompañado del comandante Benjamín Ramírez, quien había quedado cuidando el camino de La Redonda, después del combate de Babatuaba. Ahora tenía bajo su mando una  fuerza de 70 hombres, a los que había disciplinado, pero carecía de armamentos de fuego. Ordenó Céspedes a Figueredo que le entregara a Ramírez 60 carabinas Miniet y le ordenó que saliera con su unidad para Jiguaní a auxiliar a Marcano, Mármol y Gómez en la lucha contra  la agrupación colonialista de Quirós.[1]

De igual manera  Céspedes armó a la partida del capitán Rafael Milanés y los despachó para los  inminentes combates en el sector de Jiguaní.

Previendo el caso de tener que aumentar las tropas, aunque con las que contaba  hasta ahora podía batir al enemigo, el 24 de octubre decretó el Servicio Militar Obligatorio. Debían  presentarse a las autoridades desde ese momento todos los hijos del país comprendidos  entre los 18 y 40 años de edad para formar filas del Ejército Libertador y movilizarse a los sitios  necesarios.

Por su parte, los de 40 a 60 años de edad también debían enrolarse en la lucha para prestar los mismos servicios, haciendo la salvedad de que no podía movilizarse para ningún punto. Es decir, constituían una reserva estratégica de la Revolución.
Ley de obligatorio cumplimiento, estableció que el que no se presentara en el plazo de 72 horas sería considerado como sospechoso y castigado con todo el rigor de las ordenanzas.[2]
 
COMBATE DE PINO DE BAIRE
El 21 de octubre, el  coronel Demetrio Quirós llegó a orillas del río Contramaestre, por el paso de Venta de Casanova, Una fuerza cubana de 20 hombres, al mando de Rafael Cabrera tenía preparada una emboscada a la subida de la cuesta y listas unas colmenas de abejas para lanzarlas contra el enemigo tan pronto comenzara el cruce del manto de agua. Sin embargo, el jefe español  descubrió las posiciones cubanas con los anteojos y ordenó fuego a las dos piezas de artillería. Los insurrectos contestaron el fuego, pero  el descomunal torrente de metralla de los contrarios, se vieron obligados a replegarse.[3]

En tanto, los generales Marcano y Mármol tenían fortificada la Loma del Yarey, en el camino de Baire a Jiguaní, y  al general Santiesteban emboscado en el acceso secundario de La Rinconada. El plan  elaborado contemplaba que tan pronto Quirós atacara una posición, las demás fuerzas debían envolverlo por la retaguardia y establecer un anillo de fuego.[4]

 En vista de que el enemigo no avanzaba  desde Baire, el 25 de octubre el general Gómez pidió  hacer una exploración sobre el enemigo.  Mármol dispuso el movimiento  y puso a su disposición 40 hombres con el coronel Ángel Bárzaga. Apenas llevaban fusiles y municiones, siendo la principal arma el machete. Hicieron una alto en Venta del Pino, a un kilómetro al sur de Baire. El lugar era a propósito para una emboscada. Entonces el experto dominicano mandó sobre el poblado al teniente Ismael Mena, de origen bayamés, con algunos números para hostilizar a los españoles y obligarlos a seguirlos, y de este modo atraerlos sobre la trampa.

El coronel Quirós cansado del hostigamiento, sobre las once de la mañana dispuso la persecución del pequeño grupo rebelde por una compañía del 2º  Batallón de la Corona, seguida por otra del Batallón Cuba.  Demasiado confiado, cometió el error de mandarlas  sin una exploración previa y sin flanqueos.

El general Gómez ocultó en los maniguazos del camino, ordenó que nadie hiciera fuego hasta recibir la orden. Cerca del mediodía los jinetes de Mena rebasaron la posición de Venta del Pino, seguidos de la vanguardia hispana, la que penetró a la emboscada.[5]  En ese momento la voz potente de Gómez atronó el espacio: “¡Al machete!”. Al conjuro del mandato algunos efectuaron un disparo y de inmediato saltaron blandiendo el machete contra los adversarios. La sorpresa fue total, provocando  un terror tal que apenas tuvieron tiempo de defenderse. En la primera acometida dejaron gran cantidad de muertos y heridos.

Ante la magnitud del descalabro, el coronel Quirós acudió  al campo de la acción con otra compañía y una pieza de artillería, dejando el resto de las fuerzas a la retaguardia.[6]

Por la parte cubana, acudieron algunas fuerzas con el general Mármol, el coronel Calixto García y los comandantes Benjamín Ramírez y Rafael Milanés. La tromba insurrecta de auxilio llegó por el callejón de Ahoga Perro, macheteando sobre la manigua y el camino. Después de dos horas de cruenta porfía, los hispanos retrocedieron y buscaron refugio en Baire, dejando en Ventas del Pino gran cantidad de muertos.

El  entonces comandante Benjamín Ramírez, héroe de este combate, ha narrado:
Este fue muy reñido hasta el extremo que le dimos al enemigo dos cargas al machete. A pesar de que los españoles hicieron uso de la artillería, nos enredamos unos y otros en un combate cuerpo a cuerpo muy animado: hubo un soldado a quien uno de los nuestros le trozó la carabina de un machetazo.[7]

Los españoles abandonaron armas de toda clase, algunos heridos y  prisioneros. Los patriotas tuvieron 10 muertos y 12 heridos. En su parte Marcano escribió: “Por nuestra parte tuvimos pocos muertos y cuatro heridos levemente, mientras ellos dejaron sus puestos sembrados de cadáveres, entre ellos un Capitán de Infantería, que a la cabeza de la columna  disponía las operaciones.”[8]

A partir de Venta del Pino comenzó a crecer la leyenda del machete mambí, bravo, irreductible, el cual producía heridas de hasta  15 centímetros y cortaba de un tajo los cañones de las carabinas Miniet.

El coronel Demetrio Quirós en un parte ridículo, risible,  se presentaba como vencedor a las puertas de Baire, diciendo en tono fanfarrón:
La sección que el enemigo tenía armada de machete salió al campo y atacó con feroz empeño machete en mano a las dos compañías de la Corona y de Cuba; pero sus valientes soldados sin dejar una línea, los recibieron con las puntas de sus bayonetas batiéndose palmo a palmo siempre al arma blanca, los hicieron retroceder, persiguiéndoles más allá de sus posiciones, quedando terminado el combate  con dos metrallazos que los cogieron de flanco, en su precipitada fuga y retirada, después de siete cuartos de hora de una ruda pelea, en su mayor parte cuerpo a cuerpo, dejando en el campo trece muertos, gran número de caballos que fueron inutilizados, fusiles, escopetas y caballos.[9]

El general Luis Marcano en un informe al General en jefe Céspedes, en la mañana del día siguiente, le contó  muchos  aspectos del combate de Venta del Pino por la columna del  general Mármol, quien se había separado por un momento de sus instrucciones. El, en lo particular, tuvo conocimiento de  pelea  casi en sus finales, pues su posición estaba un poco alejada y cuando pensó auxiliarlas, ya las tropas enemigas dejaban el escenario en precipitada huida. En el parte el dominicano agregaba:
Si al principiar la acción yo tengo noticias de ella, me dirijo por la parte opuesta de Mármol cogiéndolas encallejonadas, y  aseguro su completa destrucción.- Sin embargo, a pesar de haberse precipitado Mármol de mis coordinadas instrucciones, sostuvo un vivo fuego y certero, y a lo último, él y otros compañeros, presentando batalla al enemigo frente a frente les hicieron descargas con sus rifles con un valor y decisión recomendables…

Concluido el combate reconcentrándose las fuerzas, poniendo los heridos en lugar seguro y remitiendo varios prisioneros de los que se cogieron al pueblo de Jiguaní.

Ahora he acercado más mis columnas a la vista del pueblo con objeto de estar más inmediato a sus contrarios y observar con persistencia todos sus movimientos.[10]
Reunidas las fuerzas  rebeldes en El Infierno, el general Marcano decidió aprovechar las ventajas obtenidas en Venta del Pino y cercar la columna colonialista en Baire. A este fin Mármol ocupó posiciones al oeste, Gómez en Loma del Sitio, mientras el general Santiesteban  debía hostigarlos constantemente dentro del pueblo.

El lunes 26 de octubre, los patriotas sorprendieron un correo español procedente de Santiago de Cuba, con pliegos del general Ravenet para Quirós, fechados desde cinco días atrás. En los papeles  el jefe de Oriente le decía a su subordinado que no se alejara demasiado de la ciudad de Santiago de Cuba a fin de poder combinar operaciones y acudir  de refuerzo con prontitud ante cualquier eventualidad.[11]

El general Marcano preparó condiciones para atacarlos en horas del mediodía, pero como antes la columna de Quirós inició el retroceso hacia Santiago de Cuba, cogiendo por la Venta de Casanova. En esta maniobra fue sorprendido por Mármol y Gómez,  que lo sometieron a un sistemático hostigamiento y lograron inmovilizarlo en el caserío de Las Ventas.

Ante estos importantes  sucesos el general Céspedes salió hacia Baire, donde llegó a las cuatro de la tarde. En la plaza del poblado bajó del caballo, siendo vitoreado por los vecinos. Luis Marcano lo puso al tanto de los últimos acontecimientos. Con la comunicación de Ravenet en la mano, Céspedes sacó la conclusión de que la plaza de Santiago de Cuba estaba debilitada. Por eso ordenó publicar en El Cubano Libre que según confesión del Gobierno español no contaba con recursos suficientes para sofocar la insurrección.

Pensaba participar en el asedio al enemigo en Ventas de Casanova, pero llegaron alarmantes noticias desde Bayamo, teniendo que regresar precipitadamente. Aprovechando la ausencia de Céspedes algunos prisioneros intentaron fugarse. Primeramente lograron salir del edificio, y luego buscaron armarse. Pero el pueblo, integrado en las Milicias Cívicas, consiguió dominar el conato. Muchos bayameses querían linchar a los alborotadores, pues los españoles no solo violaban lo estipulado en el Acta de Capitulación, sino que  despertaron un rencor general. Desde ese momento nadie confiaba en su tranquilidad.

PERSECUCION DE LA COLUMNA DE QUIROS
El 26 de octubre en la tarde las fuerzas del general Mármol inmovilizaron la columna España de Demetrio Quirós en Ventas de Casanova y Gómez con dos  cañones le hizo seis disparos. En los días siguientes,  el general Marcano envió gran cantidad de partes al generalísimo Céspedes manteniéndolo al tanto de la situación táctica y operativa de los grandes esfuerzos  para evitar que los contrarios rompieran el cerco.

El 30 de octubre, en un escrito aparecido en El Cubano Libre bajo el título “Mármol y Gómez”  se destacaba el prestigio alcanzado por ambos jefes militares:
Cuando la justicia exige que los hechos de valor sen proclamados por todos los buenos para satisfacción de unos, espanto de otros y admiración de todos, la pluma del escritor público siempre debe estar encarnando nuevas ideas, el pensamiento no debe cesar en su germinación prodigiosa, y la inteligencia mover sus resortes para proclamar por todas partes los nombres de los varones ilustres cuyos corazones se ensanchan a los nombres de patria y libertad.

Dispuesto a cooperar con el copo de la columna colonialista, el general  Céspedes consiguió un voluminoso cañón, el que fue acondicionado en el acto por el ingeniero Suastegui. Poco después, el martes 3 de noviembre, emprendió la marcha hacia Jiguaní llevando las fuerzas del comandante Juan Fernández Ruz y la pieza de artillería tirada por dos yuntas de bueyes.  Esta marcha constituyó una  labor titánica, pues debieron rodarla por caminos fangosos y cruzados de arroyos.

En horas de la tarde llegó  el jefe de la Revolución la sabana de Maibio, donde la columna enemiga había sido inmovilizada nuevamente. El general Marcano lo puso al tanto de la situación operativa: Quirós acampaba en una tienda y tenía gran  cantidad de hombres heridos y, por otro lado, los generales Mármol y Gómez habían salido a combatir un refuerzo  procedente de Santiago de Cuba en las cercanías de Palma Soriano.

La posición ocupada por el coronel Quirós era relativamente buena ya que estaba en medio de un extenso descampado, impidiendo el avance de los patriotas. El jefe español aprovechó estas ventajas para capturar  algunas reses y  alimentar con carne   a sus hombres.

Poco después regresaron Mármol y Gómez, los que contaron que después de un vivo fuego con la avanzada del convoy aceptaron una entrevista con su jefe, el santiaguero Sebastián González.  Llegaron al acuerdo que González retornaría a Santiago de Cuba y regresaría con 500 hombres bien armados para sumarse a la Revolución. Estos pasos Céspedes y Marcano los consideraron positivos y de mucha ventaja para la lucha en el sector de Santiago de Cuba.
De inmediato fueron creadas las condiciones para atacar la columna de Quirós, pero la pieza de artillería presentaba algunos desperfectos. No pudo ser empleada.[12]

Sin embargo, el día 5, el enemigo prosiguió la retirada por el camino de Ma- Antonia, con el fango a la rodilla. Cuando rompieron la marcha, los disparos de los cubanos le causaron nuevas bajas, dejando nueve cadáveres insepultos en el trayecto. Cuando se desplazaba por la vereda de Juan Varón hacia el camino real, tuvo el fuego de las fuerzas del coronel Bárzaga y el comandante Juan Fernández. Por cierto, una esquila de cañón que dio en un gajo de guayaba dejo inconsciente al comandante Fernández.[13]Estas acciones y la sospecha de sucesivas emboscadas obligaron a Quirós a pernoctar en san Antonio de Cuén.

El 5 de noviembre en un despacho telegráfico Céspedes informaba de la colocación de la artillería para atacar y los apuros que pasaban los sitiados. Llegaron a él informes de que unos 1500 patriotas habían ocupado la cabecera del partido de San Luis de Las Enramadas, en  el sector de Santiago de Cuba, y de Mayarí en Holguín.[14]

Sin embargo, esa mañana, la columna hispana siguió la marcha hacia Palma Soriano, por el camino de Laguna y Cuchillas del Cauto. El general Marcano que   dispuso que Bárzaga prosiguiera la  persecución y la otra parte la  concentró  para marchar  para  Palma Soriano. Por eso Marcano, acompañado por Céspedes, urgentemente se encaminaron a ese poblado, sospechando que el enemigo trataría de ocuparlo.

La vanguardia de Quirós se apoderó de la Loma de Cuchilla, desde donde disparó a la comitiva de Marcano y de Céspedes casi a boca de jarro. El caballo de Céspedes se espantó haciéndole perder el equilibrio al jinete. Tuvo la mala suerte que al caer de la bestia, no tuviera tiempo de sacar el pie derecho del estribo. Por esta fatalidad el animal lo arrastró varios metros.[15]

En un esfuerzo sobrehumano  sus ayudantes lograron detener el animal y revivir a Céspedes, el que presentaba magulladuras por todo el cuerpo. Milagrosamente salvó la vida. Pero detrás quedó tendido de un disparo el joven Francisco Socarrás, olvidado en la confusión de la sorpresa.  A retaguardia marchaba el general Gómez quien recogió al mártir y le dio digna  sepultura en los fondos de  la Iglesia de Palma Soriano.

El principal empeño ahora era copar a  Quirós en Palma Soriano, por lo que Céspedes, Marcano, Pío Rosado, Juan Fernández adelantaron el paso para cruzar el cauto antes que los hispanos y crear fuertes defensas en los vados de la orilla opuesta. Pero el fuego de la avanzada enemiga en San Francisco los hizo torcer el rumbo hacia La Soledad, un poco más abajo.

Entre tanto, el coronel Quirós con buenos prácticos cruzó la vía fluvial por el paso conocido como Vega Larga, un poco más arriba del poblado, y siguió de largo rumbo a Santiago de Cuba. Llevaba menos de la tercera parte de la columna conque   días antes había salido en operaciones.[16] 

De este modo concluyó la persecución de  Quirós y los suyos, sin que pudiera lograr su propósito de llegar a Bayamo y mucho menos destruir el baluarte revolucionario. Según cálculos de Gómez las fuerzas patrióticas concentradas en Palma Soriano ascendían a unos 2000 hombres, las que participaron en estas maniobras. En el desarrollo de estas acciones resulta fácil percibir la falta de coordinación entre las distintas unidades combativas, encargadas al general Marcano,  y la poca pericia en la formación de emboscadas. El mismo Gómez ha dicho críticamente que si el generalísimo Céspedes se hubiera sostenido al frente de las tropas, quizás de hubiera cumplido el objetivo de copar a Quirós.[17]


[1] Benjamín Ramírez: Memorias de la guerra del 68 (Inédita), p. 7.
[2] Carlos Manuel de Céspedes: Escritos, Editorial Ciencias Sociales, La habana, l982,  t.1, p. 120.
[3] Benjamín Ramírez: ob. cit., p. 9.
[4] Luis Marcano: Parte a Carlos Manuel de Céspedes, en  El Cubano Libre, Bayamo, 1 (4), 27 de octubre de 1868, p. 1.
[5] Benjamín Ramírez: Ob. cit., p. 10.
[6]  Gaceta de La habana,  28 de octubre de 1868, p.1.
[7]  Benjamín Ramírez: Ob. cit., p.  51.
[8] Luis Marcano: Parte a Carlos Manuel de Céspedes, en  El Cubano Libre, Bayamo, 1 (4), 27 de octubre de 1868, p. 1.
[9] Gaceta de La habana,  28 de octubre de 1868, p.1.
[10]   Luis Marcano: Parte a Carlos Manuel de Céspedes, en  El Cubano Libre, Bayamo, 1 (4), 27 de octubre de 1868, p. 1.
[11] Ibíd., p. 2.
[12] Máximo Gómez: Diario de Campaña, p.  36.
[13] Antonio Pirala: ob. cit., t.1, p. 269.
[14]  Carlos Manuel de Céspedes: Escritos, t.1, p.125.
[15] Benjamín Ramírez: ob. cit., p.  12.
[16] Antonio Pirala: ob. cit., t.1, p.  270. 
[17]  Máximo Gómez: ob. cit., p.  37.