martes, 7 de diciembre de 2010

COMANDANTE DE LA REVOLUCIÓN JUAN ALMEIDA BOSQUE, PICHÓN DE MACEO


Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque

Por Master Sergio Garcés Quintana,


Hay palabras, conceptos, frases, que marcan y revelan la trayectoria y la vida de un hombre. Cuando el combatiente del Granma Juan Almeida Bosque, en medio del fragor del combate de Alegría de Pío, gritó “ ¡Aquí no se rinde nadie…!”,  estaba fijando no una frase para la historia, sino la posición irreducible de una generación y de todo un pueblo, de no rendirse nunca y  de combatir hasta alcanzar el triunfo definitivo.

Ese hombre que la historia hoy sitúa en la cúspide de los héroes de la patria, nace  en La Habana, el 17 de febrero de 1927. De procedencia muy humilde, se desempeña desde muy joven en el oficio de albañil, curtido en el trabajo y castigado por las inclemencias de una sociedad de exclusión que signaba los derroteros de la patria cubana.

Se incorporó a la lucha revolucionaria desde el 10 de marzo de 1952, en la Universidad de La Habana, donde conoció a Fidel. Allí trabajaba en el balneario de la Universidad, como taquillero, mozo de limpieza y albañil. Su nivel académico no pasaba hasta  el 8vo grado, y  algunos cursos de academia que nunca pudo terminar. No fue, sin embargo,  sólo su procedencia humilde quien forjaría su carácter y su conciencia revolucionaria. Es verdad que las condiciones materiales gravitan sobre los hombres y los marcan, pero existen otros factores que por igual influyen y determinan la conformación de   la  personalidad: Un hogar forjador de valores y de una ética arraigada en el amor a la Patria,  fue un factor clave para sembrar rebeldías e inconformidades ante las injusticias de los desgobiernos de turnos.

De tal manera que no fue una casualidad que Juan Almeida se viera comprometido con la Generación del Centenario,  y comenzara a conspirar y a prepararse para la epopeya que habría de definirlos en su tiempo histórico.

Se incorpora al naciente movimiento en una célula en la que se encontraban también otros jóvenes trabajadores de la construcción,  como los hermanos Matheu Orihuela, y Remberto Abad Alemán Rodríguez, siendo su amigo y vecino Armando Mestre, también obrero de la construcción, el primer enlace con el movimiento. En aquella etapa conspirativa los  unía  y acercaba  física e ideológicamente a las ideas y los valores de Fidel.

En la gloriosa mañana de la Santa Ana, Almeida asaltó el cielo juntos a sus bravos compañeros en los muros del Moncada, y la patria cubana recibió los primeros mártires,  y los héroes hechos ya en los combates en las fortalezas y en las calles de Santiago y de Bayamo..

La periodista Marta Rojas describe en detalle lo ocurrido en aquel histórico Juicio y sobre el interrogatorio de Almeida nos dice:

Al ser preguntado por el fiscal, Almeida responde:” ¡Yo declaro bajo juramento que sí participe en el asalto al cuartel Moncada, y que nadie me indujo!” y luego reafirma:
“No, señor, nadie tuvo que convencerme, vine solito inspirado en mis propias ideas que coinciden con las del compañero Fidel Castro y en el caso mío provienen de las lecturas de obras de Martí y de las historias de nuestros mambises (…)”.

 і Ese arraigo martiano y patriótico sería el fundamento de su ideología más consecuente!

Al lado de Fidel aparece Almeida en una foto histórica, teniendo como fondo a Martí, insomne y  velador, uniendo sus destinos por los mismos ideales y  valores. Sancionado a 10 años de cárcel en la Isla de Pinos, Almeida fue a la prisión fecunda, junto a sus compañeros moncadistas, y allí  se cultivó en ideales y cultura, preparándose para los combates por venir. Siempre al lado de Fidel, siempre junto a él.

El 15 de mayo de 1955 fue amnistiado y el  9 de febrero de 1956 se traslada a México. En el exilio, junto a sus compañeros de lucha, se prepara para cumplir la palabra empeñada por Fidel, de que en el  56 serían libres o  mártires.

¡Los aciagos y gloriosos días del exilio mexicano son escuela que preparan al combatiente y al patriota!

Allí en la acogedora y solidaria tierra de Benito Juárez, la nostalgia y el agradecimiento se juntaron  para hechos  poesía y canción nos legara una de las más hermosas obras que la inspiración de un revolucionario exiliado  compusiera; La Lupe quedará en la historia no sólo como una bella canción, sino también  como el himno del agradecimiento, de la añoranza y de la evocación de aquellos bravos, que partían “para el deber cumplir”, porque  “Que mi tierra me  llama a vencer o a morir”. Es una canción de amor en el sentido más consecuente del concepto.

   En Almeida se juntan en armoniosa simbiosis el combatiente valiente, arrojado, incansable, inderrotable y el artista desbordado de sentimientos, sensibilidad  y de amor. Por ello la memoria histórica lo acogerá como un fino y valiosa artista y un combatiente de talla excepcional.

No tuvo Almeida,  como Martínez Villena,   que despreciar sus versos. Con sus versos, hechos canciones y romanzas, fue al Moncada, a la sierra y llegó a ser  un estadista de talla internacional, representando los valores de la Revolución cubana.

Almeida siempre fue un soldado que nunca dejó de soñar con la belleza.

Desembarca en el Granma como jefe del pelotón del  centro, con los grados  de capitán,  donde se encuentra la comandancia de la expedición.

Después del combate de Alegría de Pío, con la dispersión de los combatientes, Almeida siguiendo las orientaciones de Fidel, se dirige hacia la Sierra Maestra, en un grupo que lo integran: el Che, Ramiro Valdés,  Reynaldo Benítez, Rafael Chao, al que  luego se le suman Camilo Cienfuegos y Pancho González.

Contactan con el campesino Guillermo García que los conduce a la finca de Mongo Pérez,  a la que llegan el 21 de diciembre, tres días después  del histórico encuentro de Fidel y Raúl en Cinco Palmas,  donde también se deja el testimonio de ese optimismo irreducible de los revolucionario y en particular de Fidel:  .іAhora si  ganamos la guerra!

Participa en innumerables combates en los días aquellos en que la guerrilla  se fue consolidando: La Plata y luego  en el  Uvero, donde su bravura se pone de manifiesto, el Che deja el testimonio siguiente:”La gente de Almeida avanzaba a pecho descubierto impulsados por su ejemplo temerario”

Herido en el pecho sufre no sólo las consecuencias de una grave herida,  sino las inclemencias y la desatención de un momento inicial de la guerrilla. El Che,  médico,  y ya su admirador y amigo, lo cura y lo cuida. Es jefe de la retaguardia en la incipiente tropa, pero se va destacando no sólo por su fidelidad a Fidel y a la causa, sino por su disciplina y su valor personal a toda prueba.

Almeida es constantemente nombrado por Fidel en su libro la Estrategia Victoriosa, y se encuentra entre el grupo de aquellos que él  llama sus lugartenientes, al  lado  de Raúl, el Che  y de Camilo.

En los  meses subsiguientes se incrementa la lucha y la tropa bisoña pasa a ser un destacamento de curtidos fundadores. Se combate en el Central Estrada Palma. El 21 de julio de 1957 el Che es ascendido a Comandante y nombrado jefe de la columna no. 4,  que se destacan en la toma del cuartel de Bueycito, lo que constituyó su primera victoria,  y días mas tarde alcanzan una importante victoria en la zona de El Hombrito.

El 17 de septiembre agrupaciones de las columnas 1 y 4,  a las órdenes del Che derrotan fuerzas batistianas en Pino del Agua. El 12 de octubre la dictadura inicia la llamada “Ofensiva de Invierno”.

En los meses de noviembre y diciembre  se libran los combates de El Mareón, Mota, Gabiro, San Lorenzo, Mar Verde, El Salto y Altos de Conrado, último punto hasta donde llegó la ofensiva enemiga, la cual en el orden estratégico fue favorable a los guerrilleros.

Llegado el momento de ampliar las zonas de operaciones, el  27 de febrero de 1958,  fue ascendido a Comandante y se le asigna la misión de crear el III Frente de Operaciones en la Sierra Maestra, que nacerá de la Columna “Santiago de Cuba”, por el lugar donde operarían. Más tarde, en  honor al médico del Moncada   se le denominaría  Mario Muñoz Monroy.

 Dicha orden disponía  que  la Columna 3   “operará en el territorio de la Sierra Maestra, situado al Este del poblado de María Tomasa, debiendo extender el campo de acción  lo más lejos posible hacia esa dirección.” (…).2

 Su misión principal era hostigar a las fuerzas de la dictadura en la región de Santiago de Cuba, atacar sus fuerzas, invalidar sus acciones ofensivas, limitar y detener el tráfico por la carretera central con el propósito de aislar a la segunda ciudad en importancia en Cuba y servir de apoyo a las fuerzas de la clandestinidad que luchaban en el seno de la heroica ciudad y sus alrededores.

Raúl, lleno de sentimientos hacia el compañero y amigo leal, anota en su Diario,  el 7 de marzo, el  momento de la  separación de las columnas II y III: “En cinco años de lucha, es la primera vez que nos separamos en diferentes y difíciles misiones. Este Almeida es un pichón de Maceo y su dignidad, su honor, su honradez, su amor a la justicia y su bravura de guerrero, unido a su humildad y su raza, es lo más parecido al Titán que he visto en mi vida de revolucionaria”

¡Fijemos el concepto: ya Raúl lo llama Pichón de Maceo!

La columna se estructura en  una composición inicial de 53 hombres y dos  pelotones, comandados por: La vanguardia por el capitán Calixto García Martínez, la retaguardia por el capitán Guillermo García Frías, y la comandancia dirigida  por el propio comandante Juan Almeida Bosque.

El comandante Raúl Castro deja constancia en su informe sobre la partida de ambas columnas del campamento  de Pata  de la Mesa: ”…Al mediodía del 1ero de marzo de 1958, después de recibir todas las instrucciones y los preparativos del viaje, Almeida y yo, junto a los oficiales de ambas columnas, tuvimos una reunión con Fidel…”  
 Y a renglón seguido apunta: “ Ambas iniciamos un largo recorrido hacia el este, a marcha forzada, con el propósito de llegar antes del 10 de marzo a San Lorenzo, donde muriera Carlos Manuel de Céspedes; allí debía separme de Almeida que pasaría al este de Santiago de Cuba, para abrir el III Frente, (…)”3

Por su parte el comandante Juan Almeida  señalaba  de ese  histórico momento: “Más tarde,  al cumplirse 15 meses de campaña en la Sierra Maestra, las resonantes victorias alcanzadas por nuestros combatientes al mando de Fidel (…) abrió nuevas posibilidades para ensanchar el territorio rebelde. Una vez liberada completamente  la zona occidental de la Sierra Maestra (…) y teniendo en cuenta el ascenso de la lucha insurreccional…”4

Otro testimonio señala que “ Cuando llegamos al territorio del III Frente, ya había grupos de alzados por distintas zonas, entre los que estaban Enrique López, Fernando Llanes, Jabao Ribaflechas (traidor), Prudencio Santiesteban, Lino, Diocles, Dindo, Rufino Galano, Octavio Lujo, Atón (traidor), Ramón Benítez Salazar, Yugo, Constantín, Rubén Milán y otros”, lo que indica que en el territorio de lo que sería el III Frente, por su cercanía a Santiago, operaban grupos de alzados como salida también a la intensa lucha en la ciudad y la sangrienta persecución de que eran objeto, y sobre todo a la extensión que en esos momentos había adquirido el enfrentamiento a la dictadura batistiana.

El cambio de escenario de lucha impactó a los aguerridos fundadores, acostumbrados ya a las elevadas alturas de la Sierra Maestra y a los bosques tupidos e intrincados, lo que también sería un elemento importante en las nuevas tácticas y las estrategias que este escenario  determinaría. Un combatiente acota que a “La llegada a Puerto Arturo nos impresionó mucho (…). En Puerto Arturo observamos un hombre que con un carrito hacía granizado, y otro vendía pan. (…) para nosotros fue de una gran sorpresa (…)5

Los inquietos luchadores clandestinos, plantearon al mando rebelde la posibilidad de un ataque a la propia ciudad de Santiago de Cuba. La envergadura de la acción, las pocas armas y fuerzas hicieron desistir  de la idea, pero el jefe del frente ordenó atacar a la refinaría Texaco, en la propia bahía santiaguera, a pesar de no contar con la información táctica suficiente.

 Esta acción tenía un objetivo muy importante: tocar a las puertas de Santiago, hacerse sentir y desviar la atención de las fuerzas de la tiranía sobre la tropa de Raúl que marchaba a ocupar el territorio del II Frente. El desconocimiento del terreno y la ubicación de las fuerzas dentro del enclave determinaron que los rebeldes se retiraran sin conseguir su propósito, pero si dejó sentada su presencia activa y beligerante en el territorio santiaguero.

Con fecha 22 de marzo llega una carta firmada por Déborah, seudónimo de Vilma Espín,  dirigida al comandante  Juan Almeida conteniendo un proyecto para atacar el polvorín de El Cobre, con una detallada explicación  de lo que allí se encontraba y planos del lugar, incluso las rutas de acceso para llegar y retirarse una vez  concluida la misión.

El impacto deseado, además de lo que representaba aprovisionarse de explosivos y fulminantes era una excelente idea que el mando rebelde asumió con urgencia.

La noche del 10 al 11 de abril de 1958, se realiza la más importante acción de aquel período, que fue el ataque simultáneo al entronque de Melgarejo y al Cobre. Por primera vez el Ejército Rebelde realizó una acción a las puertas de Santiago de Cuba, estremeciendo a la ciudad con la explosión del polvorín de la tiranía que se hizo volar una vez tomado El Cobre.

El impacto político del ataque a El Cobre y la explosión del polvorín dimensionó la presencia de la tropa rebelde en el territorio del III Frente.

Otras acciones se generaron a partir esa resonante victoria como las de Charco Mono  y Charco Redondo.

Después del fracaso de la Huelga de Abril la tiranía se apresta a liquidar el bastión rebelde que significaba el I Frente José Martí. Almeida deja  escribe al respecto: “Fracasada la huelga, llegaron días  muy amargos y peligrosos para la Revolución, y vino la ofensiva el régimen contra el I Frente de la Sierra Maestra. Con gran parte de nuestra columna 3 y las mejores armas de que disponíamos, tuvimos que regresar, llamaditos por Fidel, para defender el Primer Territorio Libre de Cuba…” 6

Almeida continúa exponiendo: “Pero cuando nos marchamos, el 18 de mayo, el III  Frente no dejó de existir, ni de luchar. (…).7

En aquellos días duro de la ofensiva de la tiranía se  produce el combate de Ramón de Guaninao, entre otras acciones, las  que ponen de manifiesto la vitalidad de las tropas que siguieron operando en este aguerrido territorio.

Aquellas heroicas jornadas  de luchas, Almeida las resume  con orgullo espartano: “Con menos de 300 hombres armados, Fidel organizó la defensa del I Frente de la Sierra Maestra frente a la ofensiva de uno 10 000 soldados de la tiranía, a los que apoyaban la aviación, tanques, artillería y unidades de la Marina de Guerra.

“Treinta y cinco días avanzó trabajosamente el enemigo hasta llegar a muy corta distancia de su objetivo, y treinta y cinco días después de la Batalla de Santo Domingo duró nuestro fulminante contra ataque, al término del cual el ejército batistiano había sido arrojado definitivamente de la Sierra Maestra”.8

Las fuerzas que acompañaron a Almeida regresaron al territorio del III Frente, y el 16 de agosto se establecen en La Lata.  De igual manera regresan   las  fuerzas del Comandante  Guillermo García, la columna 9 del capitán Hubert Matos y la columna 10  dirigida por  el capitán René de los Santos, las que  fortalecieron la capacidad  estratégica y operativa  del III Frente, y con ello cumplir las misiones encomendadas por Fidel de ir apretando el cerco alrededor de Santiago de Cuba.

 El cumplimiento  de estas misiones  condujo  a una  escalada  de acciones ofensiva, que pueden ser resumidas en los ejemplos siguientes:

·                              Ataque a Dos Palma.
·                              Ataques al Caney, Contramaestre y Maffo.
·                              Ataque a Palma Soriano.
·                              Hostigamiento de las fuerzas de la tiranía a lo largo de la carretera Central. Emboscadas en Puerto Moya.
·                              Los marineros de Siboney se entregan sin combatir.
·                              Se fortalece la organización interna y la disciplina.
·                              Crece el apoyo de los combatientes clandestinos  y de la población en general.


El  territorio del Tercer Frente fue organizado para que funcionara en apoyo a las acciones combativas, la asistencia a la población civil y la estructuración en función de una nueva política que distinguiría al mando rebelde y que sería el embrión de la nueva sociedad por la que se luchaba.

-Contó con armerías, talleres de mecánica y reparación de equipos automotrices.

-                  6 hospitales equipados convenientemente de acuerdo a las condiciones de la guerra.
-                 
-                  52 escuelas con sus maestros, para alfabetizar a soldados y civiles y enseñar a la población en sentido general.
-                  Se crearon a la semejanza de ministerios, secciones para atender la Hacienda, el Transporte, Educación, Salud, Construcción y justicia.
-                  Funcionaron en distintos momentos 5 emisoras rebeldes. La más significativa fue C-3 R-2 que significaba Columna 3 rebelde 2.
-                  Se capturó en combate al teniente coronel Nelson Carrasco Artiles, el militar de más alta graduación en poder de los guerrilleros.

-                  Fue tal la violencia de los ataque de la aviación enemiga que desde la fundación del III Frente hasta la terminación de la guerra el territorio fue sometido a bombardeos y ametrallamientos aéreos en 320 oportunidades.

El criterio unánime de combatientes y de la población en general del III frente fue destacar las virtudes humanas del comandante Juan Almeida: su altruismo, compañerismo, valentía, conducta ejemplar en todo momento, que hicieron de él un jefe querido y carismático.

En los meses finales  del año 1958 las tropas rebeldes comienzan una fulminante ofensiva ininterrumpida: salen las columnas de Camilo y el Che, para las Villas y Pinar del Río respectivamente. Se crean otros frentes en Camagüey y en  el norte de Holguín. Las acciones se aceleran. La estrategia de Fidel, que inicialmente era tomar Santiago de Cuba,  y con ello provocar el colapso de la dictadura, se cambia por la de ir tomando los campos y pequeñas ciudades en torno a Santiago y sus accesos, de manera que colapsara por asfixia y entonces dar el golpe final.

De tal manera  que con ese propósito la columna I toma Guisa a sólo 12 kilómetros del Puesto de Mando de Operaciones de la dictadura en Bayamo, y a partir de ahí las fuerzas del I y III Frente se unen en una estrategia común.

En los últimos días del mes de diciembre de 1958 fueron decisivos para la victoria  los  combates y toma de Maffo, Jiguaní, Santa Rita, Contramaestre y finalmente el de  Palma Soriano, incluyendo cientos  de escaramuzas, emboscadas y sabotajes realizados por las fuerzas del I y  III Frente en la Carretera Central y otras vías de comunicaciones.

El Tercer Frente Mario Muñoz Monroy cumplió con las órdenes del mando rebelde y constituyó un bastión de la defensa del territorio para ellos asignada.

La presencia organizada y combatiente de las fuerzas rebeldes a la mismas puertas de Santiago de Cuba, incluso en sus propias calles, resultó ser un apoyo moral y efectivo a la lucha que se libraba por los heroicos luchadores clandestinos, a la vez que un factor desmoralizador y desestabilizador a las fuerzas de la tiranía, que hasta entonces se creían impunes en sus madrigueras.

  Contar con un jefe de cualidades excepcionales como el comandante Juan Almeida Bosque potenció el cumplimiento de la misión que Fidel les asignara, Su grito de advertencia en Alegría de Pío, cuando expresó: ¡Aquí no se rinde nadie!, se cumplió en  el  territorio bajo su mando. Nadie se rindió y la victoria fue de todos.

A partir del 1 de enero de 1959, el Comandante Juan Almeida ocupó distintas responsabilidades, entre ellas: Jefe de la Dirección Motorizada del Movimiento 26 de julio,  Jefe de la Fuerza Aérea del Ejército Rebelde,  Jefe del Ejército al desaparecer en un accidente aéreo el Comandante Camilo Cienfuegos el 28 de octubre de 1959,  Jefe del Ejército del Centro y fundador de los Batallones de Lucha contra Bandidos y  Viceministro Primero y Jefe de la Dirección de Servicios del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

En septiembre de 1968 fue designado Delegado del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) para la atención del sector de la construcción y en septiembre de 1970 Delegado del Buró Político en la provincia de Oriente, cargo que desempeñó hasta la nueva división Político-Administrativa en 1976, en que dicho territorio dio paso a cinco nuevas provincias.

Desde su constitución integró la Dirección Nacional de las Organizaciones Revolucionarias Integradas y del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC). En octubre de 1965, al constituirse el Comité Central del PCC fue designado miembro del mismo y de su Buró Político. En el Primer Congreso del PCC, fue elegido miembro del Comité Central y de su Buró Político, siendo ratificado hasta la actualidad.

En el III Pleno del Comité Central, en noviembre de 1976, fue elegido Presidente del Comité Nacional de Control y Revisión del Partido, cargo en el que resultó reelecto en el II, III y IV Congresos del Partido.

Fue elegido Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular por la Asamblea Municipal de Santiago de Cuba en 1976. El 3 de diciembre de ese mismo año la Asamblea Nacional lo eligió Vicepresidente del Consejo de Estado, cargo que ocupó hasta su  muerte.

Viajó a varios países en misiones inherentes a los cargos que  ocupaba. Fue acreedor  a medallas y condecoraciones. Por sus reconocidos méritos, ostentó la condición de Comandante de la Revolución.

En la Conferencia Constitutiva de la Asociación de Combatientes de la Revolución cubana, fue elegido Presidente de su Dirección Nacional, responsabilidad que ocupó hasta la fecha de su muerte.

En 1996 cursó y se diplomó en la Graduación del Centro Académico Superior de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

El 27 de febrero de 1998 le fue otorgado el Titulo Honorífico de "Héroe de la República de Cuba" y la Orden "Máximo Gómez" de Primer Grado.
De su pensamiento político y social podemos citar:””Yo quiero que triunfe la Revolución para que sea  el pueblo  quien dicte las órdenes”
“Quiero tener la gloria de haber contribuido al bien e independencia de Cuba, y llevar con orgullo, el título de buen ciudadano, que da brillo y grandeza cuando se obtiene sin mancha”

De este gigante de la historia patria habla Fidel:” Pienso que enfrentar la muerte era un deber como todos que cumplió a lo largo de su vida; no sabía, tampoco nosotros, cuánta tristeza nos traería  la noticia de su  ausencia física.”

Lleno  de admiración hacia el héroe cubano Fidel subraya:   “Fui privilegiado testigo de su conducta ejemplar durante más de medio siglo de resistencia heroica y victoriosa, en la lucha contra bandidos, el contragolpe de Girón, la crisis de octubre, las misiones internacionalistas y la resistencia al bloqueo imperialista.”

En la conclusión  de su  emocionante nota necrológica Fidel Castro agiganta el ejemplo imperecedero de Almeida:”Defendió principios de justicia que serán defendidos en cualquier tiempo y en cualquier época, mientras los seres humanos respiren sobre la tierra. ¡No digamos que Almeida ha muerto! ¡Vive hoy más que nunca!”